Concordienses por eleccion. El deporte muchas veces se convierte en un puente entre culturas y destinos. Así le ocurrió con Miguel Bernal, quien nació en Barquisimeto, una ciudad en el río Turbio y es la capital del estado de Lara, en el noroeste de Venezuela. Llegó a Concordia en el año 2018, por un puente que le construyó el básquet, el deporte que marcó el rumbo de su vida.
Por aquella época, Miguel hizo lazos con los dirigentes del Club Estudiantes Concordia, institución que lo recibió con las puertas abiertas y donde pudo desarrollar parte de su experiencia profesional vinculada al básquet.
Con el paso del tiempo, su vida fue tomando nuevos rumbos. Luego de su paso por el club, trabajó en una empresa arrocera de la región y más tarde se incorporó al equipo de una prepaga de salud, donde continúa actualmente. En ese recorrido, su familia también se sumó al proyecto: sus padres se radicaron en Concordia poco después de su llegada, compartiendo juntos el desafío de comenzar de nuevo.
¿Cómo llegaste a la ciudad?
MB: Yo trabajaba en un equipo de básquet en Venezuela, que jugó la final de la Liga Sudamericana contra Estudiantes de Concordia. Mi trabajo en sí era hacer como una especie de guía al equipo, y tuve buena relación con los dirigentes, con el equipo, con el cuerpo técnico de Estudiantes, justo en ese momento quedó una vacante de utilero en el equipo, y me dijeron que si quería venir a trabajar. Debido a la situación de mi país, no lo dude.
Mis padres se vinieron al año a vivir acá, están viviendo acá conmigo. Allá en Venezuela si tengo abuela, primos, tías.
¿Cómo te recibieron en la ciudad?
MB: Siempre me trataron super bien. Nunca sufrí casos de xenofobia o discriminación, todo lo contrario. Hasta la actualidad todavía, a veces hablo medio venezolano y la gente me pregunta de donde soy.
¿Tu vida en Concordia cómo se desarrolla?
MB: Arranqué a trabajar de utilero durante cuatro meses con Estudiantes, con todo lo que tiene un trabajo de diez meses al años, con dos meses no se no se trabaja. Yo soy técnico en marketing y en aquel entonces le pedí al presidente del club si podía enviar mis datos a una empresa arrocera en la cuál es uno de los responsables, me hicieron una entrevista. Allí entré a trabajar en junio del 2018, en la parte de ventas y marketing. Pero oy día trabajo en la parte de ventas de una prepaga.
Desde que llegaste a Concordia, ¿has vuelto a Venezuela?
MB: No, me mantuve acá en Concordia todos estos años. Lo más cerca que llegué fue Brasil, pero no, todavía no he vuelto. Pienso sí, dentro de un par de años volver, pero más como turista que algo para arraigarme de nuevo.
¿Extrañas?
MB: Extraño más a la gente que al país. Obviamente, extraño mi país, extraño mi tierra, pero extraño más a mis amigos y mi familia. Por suerte tengo a mis papás cerca Claro. Pero bueno, mis amigos como tal, mis mejores amigos están en Venezuela. “Siempre hacemos videollamadas” recordó sonriendo.
¿Qué te gusta de Concordia?
MB: Lo que me encanta de Concordia es tener tan cerca la naturaleza. Claramente, no es una ciudad gigante, porque no lo es, pero ya dejó de ser pueblo hace rato. Es una ciudad que tiene la naturaleza muy cerca, que eso es envidiable para los citadinos de grandes ciudades, no entienden cómo puede ser que tengan tanta naturaleza cerca.
¿Te gusta la ciudad para poder desarrollar tu vida?
MB: Si, sin dudas. Es muy acogedor estar acá en Concordia. Si bien extraño el tema de la ciudad grande, porque mi ciudad en Venezuela tiene dos millones de habitantes, soy de viajar digamos a Buenos Aires, Santa Fe, es como que me gusta Concordia como un lugar tranquilo para poder vivir.
¿Concordia te eligió o vos elegiste Concordia?
MB: Concordia me eligió. Yo vine por una situación y me sentí tan bien y tan cómodo que me quedé acá. Actualmente tengo pareja, y estoy en proyecto de poder desarrollar mi vida en la ciudad.